LOS
ROBOTS REEMPLAZARÍAN AL SER HUMANO

El
CSER (Centro de Estudio de Riesgo Existencial) estudiara los peligros que
sugieren para los hombres la implementación de nuevas tecnologías en el campo
de la biotecnología, la vida artificial, nanotecnología y cambio climático.
“Muchos científicos están preocupados porque los desarrollos de la tecnología
humana podrían suponer pronto nuevos peligros de extinción de toda nuestra
especie”, explican.
Según
los científicos la seriedad y gravedad que implican todos estos riesgos es
“difícil de evaluar”, pero en si misma parece una causa de preocupación, informaron.
Con
el fin de evaluar de manera más significativa el riesgo que la tecnología
genere, se han unido un filósofo (Huw Price, profesor de Filosofía), un
científico (Martin Rees, profesor emérito de Comsología y Astrofísica) y un
emprendedor del campo del software (Jaan Tallin, uno de los fundadores de
Skype). A ellos se les suman siete asesores de Cambridge y otros seis ajenos a
la institución.
Para el caso de la inteligencia artificial, los científicos consideran, “parece una predicción razonable que en algún momento de este siglo o el próximo la inteligencia escapará de las limitaciones de la biología”, y cuando eso ocurra, “ya no seremos las cosas más inteligentes del lugar“, lo que nos pondría a merced de máquinas que, si bien “no son maliciosas”, “no nos incluyen” entre sus intereses. Por ello, aunque parezca un riesgo lejano, Price, Rees y Tallin han preferido estar preparados desde el primer momento para saber cómo enfrentarse al momento en el que las máquinas comiencen a destinar los recursos del mundo a sus propios fines y necesidades.
Para el caso de la inteligencia artificial, los científicos consideran, “parece una predicción razonable que en algún momento de este siglo o el próximo la inteligencia escapará de las limitaciones de la biología”, y cuando eso ocurra, “ya no seremos las cosas más inteligentes del lugar“, lo que nos pondría a merced de máquinas que, si bien “no son maliciosas”, “no nos incluyen” entre sus intereses. Por ello, aunque parezca un riesgo lejano, Price, Rees y Tallin han preferido estar preparados desde el primer momento para saber cómo enfrentarse al momento en el que las máquinas comiencen a destinar los recursos del mundo a sus propios fines y necesidades.
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